Ya hablamos de la necesidad de manejar los equipos con objetivos claros, compartidos y confianza. Sumado esto a la necesidad de aportar valor en cada interacción con nuestros clientes.
¡Qué lindo eslogan! Me encantó. Lo hago YA. Salgo al local, o al taller, junto a toda la gente y le grito: «el mundo cambió, debemos adaptarnos».
«A partir de ahora tendremos objetivos claros, compartidos y tendré confianza en el equipo»
Todos me miran y piensan ¿este, con qué desayunó?
Listo. Fin de la historia.
NO. Está claro que así no funciona. Así no se hace. Pero ¿cómo se hace? ¿Cómo paso del título o eslogan a un ejercicio práctico?
Todo depende de muchos factores (que bien zafé). El tamaño del equipo, los sectores o el organigrama de tu PyME, la antigüedad y edad de tu gente, la confianza preexistente etc.
Hay temas que se pueden hablar en grupo y otros de uno en uno. Eso se debe ir viendo en la práctica, sobre la marcha. Pero en principio lo que hace falta es hablar y escuchar (comunicar). Necesitás conocer a cada empleado. Si nunca lo hiciste será el momento se tomarte unos mates (ojo, cada uno con su equipo).
Es el momento de conocer
- ¿Porque trabaja?
- ¿Qué es lo que le gusta y que no de su trabajo?
- ¿Qué es lo que hace mejor y que no?
- ¿A qué aspira?
- ¿Qué planes tiene?
- ¿Qué sueños tiene?
- ¿Qué haría distinto?
- ¿Qué ideas tiene?
Necesitás empezar a mostrarle los objetivos generales de tu empresa, y como el cumplir con ellos, lo acercará a cumplir con sus sueños. Como dentro de los objetivos generales, encajan sus objetivos particulares o individuales. Dentro de la planificación de trabajo todos deberían empezar a tener algún objetivo individual. Ya sea de ventas, o de producción, o de calidad etc.etc.
Además necesitas que cada uno de ellos aspire a crearse sus objetivos de mejora.
Cada objetivo debe ser:
- Específico
- Medible
- Alcanzable
- Relevante (alineado con el objetivo general)
- Con un plazo
Todos deben conocer cuales son las amenazas y oportunidades que tu PyME enfrentará a partir de ahora y cual es el plan para salir adelante y cómo dentro de ese plan encaja cada uno.
Debemos fijar metas generales y bajarlas a metas individuales y particulares. Cuanto más detallado mejor. Dicen que «un elefante se come en rodajas».
Luego debemos establecer instancias para la revisión del cumplimiento de las metas. Evaluar cómo nos fué. Hacer ajustes. Y redefinir para un nuevo período. Esto puede ser trimestral, con ajustes mensuales por ejemplo. O de acuerdo a cada orden de compra. Depende del ciclo de cada negocio.
El secreto es ser consistentes y persistentes en el tiempo, hasta formar el hábito. Sin prisa pero sin pausa.
Hacer seguimiento, corrección, ajustes y festejo de los logros.
Cada uno debe ir probando y adaptando a cada caso, pero sabiendo que cuanto más pequeños y escalonados sean los pasos, más fácil será lograrlos. Cada cumplimiento o tilde en la lista se convierte en una victoria, y esto potencia el proceso de crear un equipo ganador.